martes, 27 de noviembre de 2012

Infierno

Explosiones que iluminan la noche, aviones surcando el cielo amenazando la tierra, soldados recorriendo las calles. Terror y miedo es mi día a día. La sociedad se ha venido abajo desde aquel día, ya no hay libertad, no hay economía que mantener, no hay vida que vivir. Solo trabajamos para ver como mueren nuestros seres queridos, solo salimos a la calle si es necesario y hasta el toque de queda, los soldados nos humillan y apalean siempre que quieren.

Todo porque las cosas no fueron como debieron...

Aquel día comenzó todo. Ese día cada persona en el mundo se levanto de su cama teniendo claro en su mente lo que ocurriría ese día. Se acabó la subordinación por los políticos y los de clase alta, ese era nuestro pensamiento. Dejaríamos de aguantar el maltrato a la sociedad por los bancos y aquellos que solo quieren enriquecerse más y más. Salimos a la calle en todos los países, ancianos, padres, madres, niños; no portábamos banderas ni se cantaban consignas, solo nos limitamos a desfilar por las calles portando una máscara, igual para todos, para demostrar que el pueblo es un solo ente. No tuvimos represión policial, es más, nos escoltaban y/o formaban parte del grupo.

No hubo altercados, solo una marcha silenciosa hasta que ocurrió. No se de donde salieron, pero si sabía una cosa: no tenían escrúpulos. Comenzaron a disolver la agrupación, dando golpes a diestro y siniestro sin importar la edad de quien los recibía. Hubo resistencia, no podíamos permitir que nos trataran así, pero entonces la cosa empeoró, se oyeron ráfagas de tiros sucedidas de un sin fin de gritos de dolor. La gente comenzó a correr, huyendo de aquella masacre en la que se había convertido la marcha. Recuerdo empujones, pisotones, los oídos ensordecidos, las manos ensangrentadas,... una pesadilla.

Poco después comprendimos lo que había pasado, mercenarios, viles personas compradas con dinero para proteger a los acomodados. Y esto ocurrió a lo largo y ancho del planeta, miles de muertos, heridos sin posibilidad de atención médica, sufrimiento continuo.

A partir de entonces comenzaron las revueltas, gente que no aceptó el trato de los políticos y que cargó contra los mercenarios. Pero no fue de gran ayuda, la gente seguía muriendo en vano. Se estableció el toque de queda, el suministro eléctrico y de agua se racionó, se dejaron de emitir noticiarios, se mantuvieron los puestos de trabajo imprescindibles pero con vigilancia extrema, los soldados recorrían las calles en busca de revolucionarios y atacaban a quien se les cruzaba en su camino, las explosiones y tiroteos componían la banda sonora de esta nueva era.

Cada día que pasa veo a alguien cercano sufrir y morir. ¿Se acabará alguna vez este infierno?


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