domingo, 16 de enero de 2011

Sombra

Salí del edificio con un humor bastante bueno, ya que por fin haría algo bueno por mi salud, pero nada más salir ya note algo que le puso la guinda al pastel de sorpresas de esta mañana: todo estaba exactamente igual que como se quedo justo antes de irme a dormir, como si desde que me metí en la cama hasta ahora solo hubieran pasado 5 minutos y nadie hubiera salido de sus casas ni hubiera realizado alguna actividad en la ciudad.
Ya, asustado y desconcertado por la situación, me dispuse a investigar a ver si solo era cosa de mi barrio, a comprobar si en los edificios cercanos también ocurría lo mismo. Las calles estaban como si el tiempo se hubiera congelado, solo el mero sonido del viento frío animaba algo el silencio que reinaba en el ambiente; cuando llegue a un edificio vecino, cuál fue mi sorpresa que me encontré las puertas abiertas, como si alguien acabara de entrar o salir, eso me animo un poco más, pensando que podría encontrar a alguien que me pudiera explicar algo o por lo menos saber que no estoy solo.
Entre en el edificio tembloroso por lo que podría encontrar allí dentro, por suerte las ventanas estaban medio abiertas dejando entrar la suficiente luz como para poder moverse por el lugar. Empecé a preguntar si había alguien en su interior cuando de repente, un estruendo se escucho en el fondo del edificio, del miedo que sentí en ese momento mi cuerpo se paralizo, sudando, sin saber que hacer ni como reaccionar ante aquello que podría ser un simple animal caminando. Finalmente me arme con todo el valor que tenia y decidí investigar más a fondo el edificio, atravesé el pasillo central y poco a poco me acerque al cuarto de lavandería, que era de donde creía que procedió el estruendo; alargue la mano para coger el picaporte y abrir aquella cuando el estruendo se volvió a repetir con más violencia, al que se le unió un fuerte temblor que sacudió todo el edificio haciendo estallar los cristales de las ventanas. Perdí el equilibrio y caí al suelo, intente cubrirme para evitar que si parte del edificio se venía abajo al menos pudiera salvarme. Me refugie bajo la escalera cuando el temblor se hizo más y mas fuerte y el estruendo llego a ser tan insoportable que tuve que taparme los oídos para que no reventaran. Me acurruque como pude y rece para que todo se acabara ya; deseaba que todo no fuera más que un sueño del que me fuera a despertar, y entonces lo vi, aun no se con exactitud lo que vi, pero esa imagen vuelve a mi mente cada noche. Recuerdo que entre todo aquel caos, entre los muros que se venían abajo, cristales volando y una nube de polvo, una sombra atravesó la estancia como si nada estuviera ocurriendo. No puedo llegar a recordar si esa sombra era humana o no, a día de hoy sigo deseando que lo fuera, y que no fuera como esas cosas a las que tengo que evitar día tras día para poder sobrevivir. Porque si de verdad ni fue humana, habría deseado que acabara conmigo o que el mismo temblor me hubiera sepultado.

sábado, 15 de enero de 2011

Niebla

Ciertamente creo que nadie leerá esto, porque en todo este tiempo no he encontrado a nadie, ya no queda nadie, las calles están vacías, las carreteras desiertas, como si toda la humanidad se hubiera esfumado dejando los edificios y coches vacíos como única muestra de su existencia; pero igualmente lo escribo porque es la única vía de escape a toda esta locura. Algunos creerán que estoy loco, que lo que cuento no es más que ficción, la historia de cabria esperar de un videojuego o de aquellos relatos que se cuentan a la luz de una fogata en un campamento de verano. Pero no, mi historia es tan cierta como que la estoy viviendo desde hace ya tanto tiempo que no soy capaz de decir a ciencia cierta la fecha en la que me encuentro. Todo comenzó una noche, una noche normal como la de cualquier persona... Conducía yo de vuelta a mi casa tranquilamente tras pasar un buen rato con mis amigos de toda la vida, pensando en lo que me esperaría a la mañana siguiente, cuando de repente, a lo lejos, una niebla o nube de polvo, no lo sé con seguridad aun a día de hoy, apareció al fondo de la autovía. No le preste la menor atención, ya que en días anteriores el tiempo no había sido especialmente bueno y me encontraba cerca de una zona en la que era común que se levantaran nubes de arena, así que tranquilamente seguí mi camino atravesándola. Al salir al otro lado, no había nada fuera de lo común, algo que tampoco debía de sorprenderme, porque no era más que una nube de polvo o niebla baja un tanto extraña eso sí. Seguí mi camino hacia mi casa sin ningún percance, solo note la falta de movimiento en los edificios y en las calles, pero lo atribuí a las bajas temperaturas y las altas horas. Me encontraba cansado, así que me acosté sin prestar atención a nada más. Tonto de mí que no sabía lo que me esperaba al despertar. A partir de la mañana siguiente es cuando de verdad empezó esta pesadilla. Me levante tarde, ya que era fin de semana y no tenía que hacer mucho; mientras desayunaba ya note algo diferente, faltaba aquella vecina pesada que siempre pasaba la aspiradora los sábados por la mañana únicamente para despertar a los pobres que están tomando su merecido descanso, también me falto el vecino sordo que ponía su televisor a un volumen en el que sentía que el programa que estaban emitiendo era emitido en directo en mi propio salón. Lo que si note nuevo fueron una gran cantidad de ladridos procedentes del exterior, como si de repente se hubieran congregado todos los vecinos para sacar a pasear a sus mascotas. Extrañado me asome a la ventana y cuál fue mi sorpresa, los perros se encontraban completamente sueltos, vagando a sus anchas por la calle, sin rastro alguno de sus dueños. Seguí desayunando, aun sorprendido y sin saber el porqué de la situación que ocurría fuera en la calle, me dispuse a ver las noticias o algún programa que estuvieran emitiendo, pero no había señal en ningún canal, nada. Visto que no era mi día para permanecer en casa, me dije a mi mismo que esto era una señal para que por fin dijera de hacer deporte, algo que me había propuesto hace mucho pero que nunca veía el momento para empezar. Me vestí con aquel chándal y aquellas zapatillas aun sin estrenar y evitando, eso sí, a toda aquella jauría de perros que en parte ya se había dividido. Aquí es cuando no cesaron de venir las sorpresas...


miércoles, 5 de enero de 2011

I'm a criminal



Y no, no va con mensaje; solo que me encanta esta canción porque esta llena de sentimiento.