sábado, 15 de enero de 2011

Niebla

Ciertamente creo que nadie leerá esto, porque en todo este tiempo no he encontrado a nadie, ya no queda nadie, las calles están vacías, las carreteras desiertas, como si toda la humanidad se hubiera esfumado dejando los edificios y coches vacíos como única muestra de su existencia; pero igualmente lo escribo porque es la única vía de escape a toda esta locura. Algunos creerán que estoy loco, que lo que cuento no es más que ficción, la historia de cabria esperar de un videojuego o de aquellos relatos que se cuentan a la luz de una fogata en un campamento de verano. Pero no, mi historia es tan cierta como que la estoy viviendo desde hace ya tanto tiempo que no soy capaz de decir a ciencia cierta la fecha en la que me encuentro. Todo comenzó una noche, una noche normal como la de cualquier persona... Conducía yo de vuelta a mi casa tranquilamente tras pasar un buen rato con mis amigos de toda la vida, pensando en lo que me esperaría a la mañana siguiente, cuando de repente, a lo lejos, una niebla o nube de polvo, no lo sé con seguridad aun a día de hoy, apareció al fondo de la autovía. No le preste la menor atención, ya que en días anteriores el tiempo no había sido especialmente bueno y me encontraba cerca de una zona en la que era común que se levantaran nubes de arena, así que tranquilamente seguí mi camino atravesándola. Al salir al otro lado, no había nada fuera de lo común, algo que tampoco debía de sorprenderme, porque no era más que una nube de polvo o niebla baja un tanto extraña eso sí. Seguí mi camino hacia mi casa sin ningún percance, solo note la falta de movimiento en los edificios y en las calles, pero lo atribuí a las bajas temperaturas y las altas horas. Me encontraba cansado, así que me acosté sin prestar atención a nada más. Tonto de mí que no sabía lo que me esperaba al despertar. A partir de la mañana siguiente es cuando de verdad empezó esta pesadilla. Me levante tarde, ya que era fin de semana y no tenía que hacer mucho; mientras desayunaba ya note algo diferente, faltaba aquella vecina pesada que siempre pasaba la aspiradora los sábados por la mañana únicamente para despertar a los pobres que están tomando su merecido descanso, también me falto el vecino sordo que ponía su televisor a un volumen en el que sentía que el programa que estaban emitiendo era emitido en directo en mi propio salón. Lo que si note nuevo fueron una gran cantidad de ladridos procedentes del exterior, como si de repente se hubieran congregado todos los vecinos para sacar a pasear a sus mascotas. Extrañado me asome a la ventana y cuál fue mi sorpresa, los perros se encontraban completamente sueltos, vagando a sus anchas por la calle, sin rastro alguno de sus dueños. Seguí desayunando, aun sorprendido y sin saber el porqué de la situación que ocurría fuera en la calle, me dispuse a ver las noticias o algún programa que estuvieran emitiendo, pero no había señal en ningún canal, nada. Visto que no era mi día para permanecer en casa, me dije a mi mismo que esto era una señal para que por fin dijera de hacer deporte, algo que me había propuesto hace mucho pero que nunca veía el momento para empezar. Me vestí con aquel chándal y aquellas zapatillas aun sin estrenar y evitando, eso sí, a toda aquella jauría de perros que en parte ya se había dividido. Aquí es cuando no cesaron de venir las sorpresas...


3 comentarios:

Unknown dijo...

Me encanta, parece de una pelicula de terror, muy bien escrito... Tendra continuación? porque por el final lo parece ^^

PD. Como se nota la influencia de "The walking dead" en el subconsciente xD

Da dijo...

pero si no la he visto melona!

Unknown dijo...

Ya, melon, pero la publicidad de lasexta seguro que se ha metido en el cortex prefrontal xD