viernes, 19 de octubre de 2012

Monólogo Interior

Iba a escribir sobre esto en Twitter, pero 140 caracteres se me hacen pocos (y otras veces demasiados). Me doy cuenta que lo que voy a decir es porque estoy ahora mismo en caliente (intentando ser malinterpretado lo máximo posible), es decir, que lo tengo fresco ahora mismo y que posiblemente si dejo pasar un poco el tiempo dejaré de pensar así, pero, ¿por qué no soltarlo ahora sin más?

Acabo de ver una película (no diré el título para no hacer promoción), pero os puedo decir que la temática de la misma no tiene ni mucho menos nada que ver con lo que versan estas líneas. Mientras disfrutaba yo del film fueron surgiendo unas escenas cuanto menos románticas, prácticamente mostrando un enamoramiento de lo más adolescente, puro e incluso porque no decirlo, idílico. Pues bien, la gente que lee normalmente las cosas que pongo por estos medios sabe mi situación sentimental, pero saben la que llego a mostrarles, no la que verdaderamente siento al ver cosas así. Para muchos de mis amigos actualmente soy una persona que está continuamente con el ojo avizor buscando una presa de género femenino a la que lanzar el arpón (en este caso permito las malinterpretaciones, ya que es el día a día de mi vida), y para que mentir, yo mismo soy el que fomenta esa visión de mi mismo; pero nada más lejos de la realidad. Desde siempre me he considerado una persona fiel a unos principios, y ese tipo de actitud no entra dentro de mi personalidad; siempre he tenido una visión muy femenina y tradicional de las relaciones, nada de un ligue de una noche y una gran inclinación por el romanticismo empedernido que solo sale en novelas escritas o en películas pastelosas.
Y llegados a este punto es donde aparece el conflicto: por una parte me gusta continuar con mi pensamiento de toda la vida, pero es algo anticuado para la época en la que vivimos ¿no creéis?; pero por otra parte, siempre he envidiado a la gente que es capaz de ligar una noche y luego olvidarse completamente de la otra persona. Bueno seamos sinceros, conmigo no funcionan ninguna de las dos opciones, os diré porque: ambas opciones tienen la misma respuesta, no soy capaz de comenzar una conversación improvisada con una chica que no conozco con ninguna de las dos intenciones. Desearía con todas mis fuerzas poder ser como los personajes de ficción que tienen una capacidad extraordinaria para entrar a ligar una noche o encontrarme en una situación en la que mirara a la otra persona y el resto surgiera solo. Porque si ya tengo en mi vida cosas que solo se dan en la ficción ¿porque no puedo desear otras?

Se que son paridas mentales, pero es lo que tiene cuando uno se pone a pensar en ratos libres o cuando se pone a charlar a las tantas de la mañana con sus amigos. Y al decir esto me viene a la cabeza un comentario de una amiga: "tu ahora mismo tienes en la cabeza un ideal de mujer y relación, y por mucho que quieras algo así no existe, puedes estar toda tu buscándolo y perdiendo oportunidades por querer conseguir algo inalcanzable". Tiene razón y no me oiréis diciendo lo contrario, de echo, lo admito, es así, tengo un ideal en mi cabeza, pero es lo único que tengo ahora mismo, es lo que me mantiene en ese aspecto de mi vida, se que es malo para mí porque lo único que haré será buscarlo o compararlo con lo que vaya obteniendo en mi vida; pero confío lo suficiente en mi mismo como para pensar que llegado el momento no pensaré en ese ideal y me centraré en lo que tenga delante ese día.

Perdón por la forma de expresarme, pero esto es una tormenta de ideas y es complicado darle una forma coherente.