lunes, 25 de marzo de 2013

A lo lejos

Como todos los días te veo sentada en la arena con la mirada perdida entre las olas. 
No se que es lo que piensas, pero esa mirada tuya me cautiva. 
Te observo desde lejos, con miedo a acercarme a ti. 
No sabes que existo ni sabrás quien soy, pero yo si te conozco.
Conozco tus paseos por la arena, la manera en la que recoges tu pelo, tu sonrisa al acariciar un perro que pasa a tu lado, tu pasión por la música.
 Conozco esos pequeños gestos que te hacen especial y que consiguen que mi imaginación vuele pensando en una vida a tu lado.
Pero luego la realidad me golpea y me recuerda que eres inalcanzable para alguien como yo.

Al menos me consuela la idea de poder verte a lo lejos...

martes, 5 de marzo de 2013

Corazón de hielo

"Va siendo hora de convertir el corazón en un bloque de hielo"- Se dijo para si mismo.

Estaba ya cansado de caer preso de los encantos de las mujeres, de ver una cara bonita y mona y sonreír como un tonto, de dejar todo lo que estaba haciendo para ayudar a alguien si lo necesitaba. Ya estaba cansado de ser el buenazo de turno del que siempre se aprovechaban para luego desechar como a un pañuelo usado.
Pero era más fácil pensarlo que hacerlo, porque iba en contra de toda una vida de forma de ser y de pensar, y eso no se puede cambiar así como así. Un cambio así no sería como apagar y encender una bombilla, algo que ocurre al instante, sino más bien como cuando anochece, que va ocurriendo de forma paulatina. Pero, ¿por dónde y cómo empezar?

Tras mucho pensarlo la solución apareció clara ante él: dejar de darle vueltas a la cabeza por las mujeres, dejar de pensar en aquella chica que te sonrió o te hizo un gesto amable, dejar de imaginarse cosas con mujeres que ni conoces, dejar que el tiempo fluya y que si alguien quiere algo contigo que sea ella quien de el primer paso. Porque al fin y al cabo estamos en una sociedad moderna, ellas tienen decisión y voto en esto también, y así de paso se quitaba de encima esa etiqueta de antiguo que tenía encima.

A partir de ahora también dejaría de ser un romanticón sin motivo, se guardaría sus frases bonitas y sus palabras de aprecio para quien se lo mereciera. Se acabarían también las indirectas y el pensar en si "eso que dice es por mi".

Así poco a poco conseguiría que no sintiera solo y que se no volviera a herir. Solo el calor de otra persona cerca de él podría derretir el hielo de su interior.