lunes, 2 de noviembre de 2009

Dudas

Hoy tras ver una pelicula me vino a la memoria un recuerdo que ya pensaba olvidado:

Hará algo más de un año, yo acababa de salir de una relación de unos años, y no de la manera más adecuada posible, así que como era de esperar no me encontraba en el mejor momento de mi vida y opté por evitar pensar lo más posible en el tema en concreto y comenzar a integrarme con mis compañeros de clase.
Comencé poco a poco a abrirme a la gente, a conocer a nuevos amigos, que aún sigo manteniendo; a darme cuenta de varios errores que había hecho anteriormente y a verme a mi mismo como realmente soy finalmente.
En esto decidí no intentar buscar una nueva compañía sentimental para que nuevamente me hicieran daño, pero el destino caprichoso no lo quiso así; al mismo tiempo que ampliaba mis horizontes de amistad me encontré con alguien, una persona con la que me sentía bien, con la que compartía mis sentimientos, pero en ningún momento más allá de la amistad propiamente dicha.
Pasabamos tardes enteras hablando, sin tener un tema en concreto, sólo nos conociamos el uno al otro y disfrutabamos de aquello.

Mientras esto pasaba, me encontraba además pasando buenos momentos con un nuevo grupo de amigos que estuvieron ahí cuando más lo necesitaba y a los cuales les contaba todo, y poco a poco intentaron convencerme de aquello que estaba compartiendo con aquella persona no era lo que yo creía que era, que no se trataba únicamente de una buena amistad, sino de algo más.
Temeroso de mi, porque no quería volver a arriesgar mi felicidad y perder una gran amistad, intenté no pensar en ello, aunque mis amigos no intentaban más que lo contrario. Según sus interpretaciones, yo lo que pensaba que eran comentarios normales, eran en realidad una serie de señales indicatorias de sus sentimientos hacia mí.

Pero la realidad es que yo no quería verlo así, aunque las evidencias eran más que notables. Intentando alargar lo más posible el tema, finalmente no pude escapar de ello, aún sabiendo que en mi interior había una lucha de sentimientos, aquellos que querían protegerme y evitarme volver a sufrir, y aquellos que querían ver la verdad tras aquella persona que me hacía sentir tan bien y a quién le gustaba sin importarle que no fuera un chico normal y corriente.

Así que mirad lo curioso que es el destino, fué ella misma quién organizó el momento de nuestro encuentro viendo que yo mismo no me atrevía. Y finalmente el día llegó, la verdad es que fué uno de los mejores días que pasé, aunque también me sentía algo incómodo gracias a los comentarios de mis amigos sobre la situación. En ese día paseamos, hablamos y nos sentimos muy cómodos el uno con el otro; y llegó un momento, que para mi sigue siendo uno de los momentos que siempre recordaré con una sonrisa y una gran felicidad, nos sentamos por la noche en un banco cerca del rio y mientras hablamos de lo que realmente sentíamos el uno por el otro, nos besamos.

Desde entonces, esa persona siempre se ha encontrado a mi lado y hemos pasado momentos estupendos y otros no tanto, pero a pesar de todo nuestros sentimientos no han cambiado y la sigo queriendo tanto o más que ese primer día que nos besamos junto al rio.