lunes, 23 de enero de 2012

¿Quién soy?

¿Quién soy?

¿Qué soy?

¿Qué me define? ¿Mis acciones? ¿Mis elecciones? ¿Mis amigos? ¿Mis gustos?

Porque si es así, como bien dice el refrán, quien mucho abarca poco aprieta. Así me siento, definido por muchas cosas pero a la vez por ninguna.

No tengo meta, nunca la he tenido y no sé si alguna vez la tendré. Y sin meta cómo puedo seguir; sin un sueño no se puede vivir, no se puede luchar por algo que no se tiene.

lunes, 9 de enero de 2012

Triste

Triste, eso es lo que me parece al ver a esos compañeros de clase entrando a clase a las 9 de la mañana y no volviendo a casa hasta las 9 de la noche, repitiendo lo mismo un día tras otro; también cuando veo a ese padre de familia, que sale de casa cuando ni siquiera el sol aparece y vuelve a casa con sus hijos y esposa solo para verlos dormir tranquilamente en la cama.

Pero la sociedad es lo que nos pide, estudiar de sol a sol prometiendo una vida futura mejor en la que al final solo cambiamos los cuadernos y la mochila por un montón de papeles y una cartera con clase (eso si se tiene suerte y no se cambian por un dolor de espalda y unas manos llenas de cemento). En esta sociedad, si no trabajas no obtienes dinero, pero, ¿para qué?, si no puedo disfrutarlo, ¿se lo dejo a mis hijos para que ellos sufran lo mismo y el ciclo siga sin cerrarse?

Pensareis "tienes mucha razón", pero os planteo otra pregunta: ¿Seríais felices viviendo todos los días en casa sin hacer nada? Os puedo decir que no es agradable, no lo es porque entonces le llegan a uno muchas preguntas que se podrían tachar de filosóficas, pero que en cierto modo lo son y que si tuvieramos suficiente tiempo libre todos nos las plantearíamos. Y os digo desde mi experiencia propia que no son agradables de pensar, hacen que uno se replantee hasta el mero hecho de levantarse de la cama cada mañana se tenga o no que hacer algo.

Así que lo más lógico es pensar que en el punto intermedio esta la felicidad, ¿no?, pero, ¿se puede conseguir ese punto intermedio?