lunes, 20 de febrero de 2012

Curioso

Normalmente estamos siempre bombardeados con películas, series e incluso documentales sobre situaciones catastróficas o apocalípticas en las que se centran en la vida de unas pocas personas que ven lo que está ocurriendo e intentan sobrevivir.

La duda que me asalta es porque no se preguntan ¿por qué me ha tocado vivir esto? ¿Cómo será la vida a partir de ahora?. Me contestareis "es ficción, solo se busca el entretenimiento", lo sé, pero aún así, ¿no sería más realista eso que directamente luchar contra todo sin pensar en lo que viene después?

¿Por qué no hacer una película/serie desde un punto de vista real? Con las cuestiones que pueden asaltarle a uno cuando se encuentra con ese tipo de situaciones en lugar de buscar más tramas absurdas sobre el fin de la civilización o sobre un cambio mundial. El cambio lo puede vivir una persona en cuestión de un día para el siguiente y hay veces que se siente tan solo con esas cuestiones que no se sabe qué hacer y a qué tiene que agarrarse.

sábado, 18 de febrero de 2012

Relaciones

Hoy me siento inspirado y voy a clasificar mis relaciones con el resto del mundo, pero no estableceré ningún orden concreto, pero aunque lo hiciera, que importaría, si esto solo lo leen un par de personas.

Empezaremos con el ámbito académico-laboral:

- Por un lado tenemos a los compañeros de trabajo, que son personas con las que intentas integrarte porque al fin y al cabo, son tus superiores (en mi caso) y quieres llevarte bien con ellos para que el día a día sea más llevadero.

- Luego está el grupo de compañeros de clase, en el que se pueden hacer distinciones: con los que solo hablas en clase porque no tienes mucho más que tratar con ellos; aquellos con los que hablas, te lo pasas bien y no te importaría ir de cervezas; aquellos que solo te buscan cuando necesitan tu ayuda; y aquellos que cuando no están los echas en falta porque te llevas de verdad bien con ellos.

- Por otro lado tenemos los esporádicos, que son gente puede que ni te acuerdes de su nombre, pero que ves de vez en cuando y cuando estas solo te acoplas con ellos para evitar la soledad, pero que en realidad compartes con ellos un hobby o un compañero casual.

Pasemos al ámbito social común:

- Tenemos el grupo de amigos, un grupo bien formado con el que sales cada semana, te ríes y compartes varias aficiones. Pero este grupo no se libra de poder hacer clasificación: evidentemente siempre hay gente esporádica, que viene poco y que a veces no echas en falta, pero un día te das cuenta que son más importante de lo que crees. Luego está el núcleo firme del grupo, formado por 2 a X personas, las cuales, por razones que sean, son mucho más amigos entre sí, quedan por su cuenta, comparten otros hobbies,... esas cosas. Y entre el núcleo y los esporádicos están, bueno, no sé cómo definirlos, porque es difícil definirse a uno mismo, ¿no creéis?

- Luego por otro lado tenemos a gente que no se podrían llamar amigos amigos, sino gente que conoces muy bien, con la que compartes algo, pero siempre algo menos que con ese grupo de amigos. Los ves de vez en cuando, comentas cosas con ellos, ríes con ellos, todo ese tipo de cosas. Pero sabes que no eres parte de su grupo porque tú has llegado de rebote o por casualidad y es difícil integrarse en ese grupo.

Por último, tenemos el ámbito familiar:

- Está por un lado la familia directa, esa que nunca te abandona, la que ves a diario y con la que tienes tus más y tus menos. Se preocupan por ti, tú te preocupas por ellos, todas esas cosas que bien se saben.

- Luego está la familia no tan directa, que ves menos, con la que tienes que estar aunque a veces te saquen de quicio, pero que otras veces disfrutas de su compañía como con tu grupo de amigos. Este grupo sabes que también lo tendrás, pero también sabes que un grupo como más alejado, porque en cuanto la reunión familiar se acabe, cada uno volverá a su casa y seguirá reuniéndose con sus círculos más cercanos.

Bueno, queda un último grupo que yo al menos tengo la suerte de tener, que es el amoroso, donde va ese persona que sin ser de tu familia se preocupa por ti, pero que al mismo tiempo es un gran amigo y en quién puedes confiar que estará para cuando lo necesites.

Así que tras esta clasificación, ¿qué es lo que nos queda en claro? A mí por lo menos me queda claro que solo hay 2 grupos que siempre tendrás con seguridad (por lo menos en mi caso): la familia directa y la pareja. Y sé que muchos pensareis (para que miento, si esto lo leen menos personas que dedos en las manos) que la pareja puede no estar ahí, que llegará un momento en el que no esté. Pues yo por ahora les puedo contestar que eso no es así, porque siempre estará para lo que necesites, porque si no, no entrará dentro de esa clasificación.

Y volviendo a la conclusión, las demás clasificaciones por muy cerca que pretendas estar, siempre tendrán a alguien más cercano, siempre formarán parte de ese núcleo cerrado del que o formas parte desde un primer momento, o no podrás entrar en él por mucho que quieras; y ten cuidado, porque en cuanto cambies un poco tus preferencias, ideales, forma de pensar o actuar, cerrarán sus puertas y quedarás aislado al exterior.

Daros cuenta de eso cuanto antes, y aceptadlo también, así será más fácil de llevar.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Despertar

Abro los ojos, un techo blanco. Miro a mí alrededor, las paredes, los muebles, todo está en su sitio.
Intento moverme, mis músculos no me responden. Mis manos tiemblan y un escalofrío recorre todo mi cuerpo.
Lucho por moverme, tengo que moverme, pero por más que mi mente manda las órdenes, mi cuerpo no responde. Agobio, miedo, eso es lo que siento.
Comienzo a desistir, el esfuerzo es tan grande que mi mente se cansa, mis ojos vuelven a cerrarse, mi mente se nubla y piensa "Lo intentaré de nuevo más tarde".

Nuevamente me despierto, no sé cuánto tiempo ha pasado. El temblor ha cesado, pero el escalofrío continúa desde dentro de mis propios huesos. Ahora sí, mi cuerpo reacciona y puedo moverme. A duras penas me levanto y me doy cuenta de que otra mañana se ha perdido y no podré recuperarla.

Me encamino al baño, me miro al espejo y no me reconozco. No reconozco a esa persona reflejada, no reconozco sus hábitos, ni su fuerza. Siento como si hubiera perdido mi identidad, mi vida.

martes, 7 de febrero de 2012

De Nuevo

Aquí estoy de nuevo, un día más sin ganas de nada, limitándome a ver pasar las horas. ¿Es esto lo que me espera el resto de mi vida? ¿Para esto es para lo que he nacido?

Llamadme pesimista si queréis, o débil incluso, porque lo sé, es lo que soy, alguien débil que no es capaz de sacar fuerzas para salir adelante. Y lo que verdad me consume no es el daño que me pueda ocasionar a mí mismo, que me da un poco igual, sino el daño que le estoy ocasionando a aquellos que me rodean, que se preocupan por mí. Porque esas personas son las que están sacando fuerzas de donde yo no puedo e intentan animarme, sacarme una sonrisa, y yo a cambio de tanto esfuerzo no les doy nada.

Esto es un agradecimiento a todas esas personas, por sacrificarse por mi sin esperar nada a cambio salvo mi mejoría. Os lo agradezco ahora por si después no puedo.


Gracias.

lunes, 6 de febrero de 2012

Reseteo

Esta es la segunda entrada del mes, y seguida; la verdad que hacía tiempo que no escribía tanto, y aunque esto solo le interesa a un par de personas, yo me siento más desahogado escribiendo.

Seré un poco monotemático, pero es que últimamente es de lo único que se puede hablar, de lo mal que están yendo las cosas en el país. Y desde mi humilde opinión, digo humilde porque los que me conocen saben que de política y economía se más bien poco, la culpa es de una serie de personas con una mentalidad arcaica y que no hacen más que inculcar esa forma de ver el mundo a quienes le rodean.

Puedo ser un poco idealista, pero es que me educaron así, yo creo que una persona no debe pensar únicamente en enriquecerse sin importar el medio utilizado, sino que debe hacerlo (¿por qué no?) si se presenta una posibilidad que no dañe a los demás. Dicho de otro modo, enriquecerse a la vez que se enriquece la sociedad o el país.
¿Que daño puede hacerle a un empresario tener una empresa en el que el objetivo sea el prestigio de dicha empresa y el orgullo de dirigirla? La respuesta es fácil: así no me enriquezco. Es preferible buscar en los entresijos de la burocracia maneras de enriquecerme a su costa sin importar nada lo que le ocurra a la empresa. Eso es lo que nos diferencia del resto de los países. En los demás países, para un empresario su empresa es su vida, si le pasa algo, le duele como si dañaran a su propio hijo, y quiere que ésta llegue a lo más alto porque para eso ha puesto su esfuerzo en ella.

Por eso somos el hazmerreir del mundo (por eso y por otras tantas cosas...). Otro punto que compartiréis conmigo es el de los políticos, ya no solo los de altas esferas, sino todo aquel que se introduce en el mundo de la política no por vocación, sino porque sabe como son las cosas y nuevamente solo busca enriquecerse a sí mismo sin importar el país (es el mismo caso que el de la empresa, ¿verdad?). Pero es en este caso cuando más daño se hace, porque no es un puñado de trabajadores de lo que estamos hablando, sino de ciudades, de un país al completo. Yo, como tantos otros (aproximadamente 5 millones de personas) estamos hartos de que una serie de personas cuyo calificativo no tiene cabida en nuestro extenso vocabulario (y eso ya es decir) estén día a día haciendo el paripé de que dirigen un país mientras sus bolsillos se inflan a costa nuestra.

Lo que hace falta para mejorar el país no es un cambio de partido, sino un cambio de mentalidad, poner a gente que de verdad busque la mejora global y no vivir en la opulencia a costa de sacrificios ajenos, sino del propio sacrificio personal. Requerimos un reseteo completo de la forma de ver la sociedad, desde las altas esferas hasta las calles más humildes.

domingo, 5 de febrero de 2012

Lo que no te cuentan

En mi ruta diaria por las páginas que visito asiduamente me he topado con una entrada de blog bastante impactante. En ella habla de lo que nunca explican a los médicos durante sus años de estudio: las horas insufribles en urgencias, tener que enfrentarse a los familiares para dar una mala noticia o simplemente el hecho de darlo todo por alguien que está sobre una camilla para nada.

Ciertamente pocas personas saben lo que les espera al comenzar una carrera, y no solo hablo de medicina, sino de cualquier carrera. La mayoría nos enfrascamos en esa aventura porque desde siempre te han dicho que necesitas una carrera para ser alguien y no quieres acabar como ese familiar que se rompe la crisma a diario para traer un sueldo que no hace justicia a las horas trabajadas. Yo al menos desde una temprana edad que no quería trabajar con mis manos, y no me malinterpretéis, me refiero a trabajos manuales tales como albañilería y similares; y no porque sea un vago redimido, sino porque he visto a mi propio padre llegar molido tras un día entero de trabajo bajo un sol abrasador, y no, no quería ser como él. Y él tampoco quería que siguiera sus pasos.

Por eso, toda mi infancia ha sido estudiar, pase la educación primaria sin dificultades, como la gran mayoría de los niños de mi generación. La E.S.O. ya fue otra historia, en esa época es cuando se supone que tienes que decidir qué quieres hacer de mayor, pero siempre todo muy ilusionado y sin saber de verdad lo que es ser adulto, así que decides desde tu inocencia seguir estudiando. Y así lo hice, comencé Bachillerato y vi que tampoco era muy diferente de la E.S.O. Tras el Bachillerato llegó la Universidad, la primera decepción, no poder entrar en la carrera que por entonces quería, que se suponía que me daría el futuro que yo buscaba (un futuro aún desde una visión inocente). Entonces decido quedarme en otra carrera que no me disgustaba tanto, y que aun sin saber qué futuro me daría, pensaba: "Al menos tendré una carrera".

Los años van pasando, mi vida va dando sus giros personales, apruebo y suspendo asignaturas, pero sigo sin ver cerca el final de la época de estudio, pero en realidad el hecho de que me convertiría en adulto se acercaba peligrosamente, hasta que finalmente llega. Y entonces te das cuenta, de que tienes una carrera, puedes saber mucho de estudiar, pero no sabes nada de la vida. No sabes cómo vas a seguir adelante, no sabes que espera a la vuelta de la esquina, y eso te aterra.

Ves ante ti un mundo, una sociedad tan grande como nunca la habías visto y te sientes tan insignificante y sin poder para hacerle frente. Tienes miedo a ser incapaz de afrontar cosas que no siguen un patrón, porque desde siempre has seguido unas pautas que te han inculcado durante todos los años previos de estudio, pero ya no estás en tus años de estudio, eres un adulto y no puedes hacer nada para evitarlo. A eso súmale que no tienes a nadie cercano que haya recorrido el mismo camino que tu y una mala situación económica mundial y tendrás los ingredientes perfectos para un estado de ansiedad cuanto menos agradable.

Así que te despiertas día a día sin saber cómo vas a acabarlo, ni como será el día siguiente, ni el otro, porque a partir de aquí no hay horarios ni planes de estudio que te indiquen como seguir. Ahora eres tú en el mundo, y si, tienes una carrera y posiblemente un máster, tus padres estarán más que orgullosos de su hijo y harán todo lo posible por ayudarte, tu pareja estará ahí para arroparte en tus días malos, pero ninguno sabe de verdad como te sientes, como el miedo araña hasta la última fibra de tu cuerpo.

Pero claro, esta es la época que me ha tocado vivir, y estos son los problemas de la sociedad: la mala educación de la juventud frente a los problemas de la vida y los fallos de un sistema económico deficiente.

Cada cual tiene sus problemas y tiene que lidiar con ellos.