lunes, 6 de febrero de 2012

Reseteo

Esta es la segunda entrada del mes, y seguida; la verdad que hacía tiempo que no escribía tanto, y aunque esto solo le interesa a un par de personas, yo me siento más desahogado escribiendo.

Seré un poco monotemático, pero es que últimamente es de lo único que se puede hablar, de lo mal que están yendo las cosas en el país. Y desde mi humilde opinión, digo humilde porque los que me conocen saben que de política y economía se más bien poco, la culpa es de una serie de personas con una mentalidad arcaica y que no hacen más que inculcar esa forma de ver el mundo a quienes le rodean.

Puedo ser un poco idealista, pero es que me educaron así, yo creo que una persona no debe pensar únicamente en enriquecerse sin importar el medio utilizado, sino que debe hacerlo (¿por qué no?) si se presenta una posibilidad que no dañe a los demás. Dicho de otro modo, enriquecerse a la vez que se enriquece la sociedad o el país.
¿Que daño puede hacerle a un empresario tener una empresa en el que el objetivo sea el prestigio de dicha empresa y el orgullo de dirigirla? La respuesta es fácil: así no me enriquezco. Es preferible buscar en los entresijos de la burocracia maneras de enriquecerme a su costa sin importar nada lo que le ocurra a la empresa. Eso es lo que nos diferencia del resto de los países. En los demás países, para un empresario su empresa es su vida, si le pasa algo, le duele como si dañaran a su propio hijo, y quiere que ésta llegue a lo más alto porque para eso ha puesto su esfuerzo en ella.

Por eso somos el hazmerreir del mundo (por eso y por otras tantas cosas...). Otro punto que compartiréis conmigo es el de los políticos, ya no solo los de altas esferas, sino todo aquel que se introduce en el mundo de la política no por vocación, sino porque sabe como son las cosas y nuevamente solo busca enriquecerse a sí mismo sin importar el país (es el mismo caso que el de la empresa, ¿verdad?). Pero es en este caso cuando más daño se hace, porque no es un puñado de trabajadores de lo que estamos hablando, sino de ciudades, de un país al completo. Yo, como tantos otros (aproximadamente 5 millones de personas) estamos hartos de que una serie de personas cuyo calificativo no tiene cabida en nuestro extenso vocabulario (y eso ya es decir) estén día a día haciendo el paripé de que dirigen un país mientras sus bolsillos se inflan a costa nuestra.

Lo que hace falta para mejorar el país no es un cambio de partido, sino un cambio de mentalidad, poner a gente que de verdad busque la mejora global y no vivir en la opulencia a costa de sacrificios ajenos, sino del propio sacrificio personal. Requerimos un reseteo completo de la forma de ver la sociedad, desde las altas esferas hasta las calles más humildes.

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