jueves, 1 de noviembre de 2012

Recapitulación Noche de Halloween

Anoche fue la celebración de Halloween y como es ya casi natural, la tradición americana de los disfraces se ha instalado también en España, aunque los jóvenes de mi edad solo la tomamos para tener una excusa para disfrazarnos y salir de fiesta con los amigos de una forma algo diferente. Pero que os voy a contar...

La noche tenía una pinta estupenda, para que mentir. Me vestí simple, pero me disfracé; salí con toda la intención de pasármelo bien con mis amigos, pero la noche guarda algunas sorpresas.

Justo antes de entrar en el pub donde íbamos a pasar las primeras horas de la fiesta nos encontramos con unos amigos, entre los que se encontraba Chica Nº 1 (para no decir nombres aunque para algunos será evidente XD). Con ella tuve lo que podríamos decir una historia extraña, y desde que ocurrió no he tenido ni ha surgido la oportunidad de hablar ni de entablar ningún tipo de contacto, por lo que sinceramente no sabía como tratarla, algo que al parecer ella misma notó y reaccionó de una forma similar. Esto ya me descolocó un poco la noche, pero bueno, intenté no pensar mucho en ello.
Ya en el pub, todo iba genial, risas y bromas con los amigos; comentarios graciosos sobre la gente de la fiesta y bebida varias. Os voy a ser sincero, durante esa noche y prácticamente siempre me gusta ojear al personal de los sitios a donde voy (sobre todo femenino XD), así que no podía faltar a esa tradición y menos una noche en la gente aprovecha para dar rienda suelta a un poco de imaginación tenebrosa. Había bastante de lo esperable: brujas, vampiresas, zombies, y un etc, de lo más normal, pero entre la gente me fije en una chica que aprovechó para sacar del armario una máscara de carnaval veneciano y vestir algo más elegantemente pero masculino y convertirse en el fantasma de la ópera por unas horas. Me llamó la atención ya que años anteriores ese fue mi disfraz (y además me gustan mucho esas máscaras). No esperaba mucho más de la situación, mayormente porque nunca pasa de ahí, pero la noche de Halloween se sabe que puede ser mágica (jajaja) y tras confirmarlo con una amiga sentada a mi lado vi que el fantasma de la ópera y su amiga vampiresa, las cuales se encontraban solas, miraban de vez en cuando hacia nuestra posición. Intenté echar la culpa de esas miradas a alguno de mis amigos, que llamaban más la atención que yo, pero mi amiga se empeñó en que era a mí a quien miraban. Podríais pensar que intenté acercarme a entablar algún tipo de contacto, pero siento deciros que no es así, incluso por mucho que mis amigos insistieran en que lo hiciera, mi cuerpo no era capaz de levantarse y acercarse, al contrario que mi mente, que estaba completamente decidida y repasaba mentalmente todas las posibilidades y escenarios factibles. Pero todo se quedó ahí con las Chicas 2 y 3, porque al final se fueron y ni me digne a saludar desde la distancia.

Para seguir rematando la noche, otra de mis amigas actuó de celestina con la amiga de una amiga suya (Chica Nº 4), pero ni sirviéndolo casi en bandeja donde yo lo único que tendría que hacer es continuar con una conversación fui capaz. Solo me limité a unos pocos saludos de cortesía y a apartarme tímidamente.

Y ya para terminar, nuevamente avisado por mis amigos, un grupo de chicas (Chicas Nº 5 y 6) en la otra punta de la fiesta al parecer también miraban hacia donde me encontraba, pero para no desentonar con las anteriores situaciones, solo me limite a observar como pasaba el tiempo.

Desde prácticamente la situación con el fantasma de la ópera todo fue un ataque continuo por parte de mis amigos: venga acercarte, que solo tienes que hacer esto o lo otro; no puedes quedarte tan pasivo; si sigues así te veo muy solo; y un largo etc, que prefiero no enumerar. Se que lo hacen por mi, y se lo agradezco de veras, pero yo se todo eso que me dicen, creo que soy el más consciente de ello, pero también soy consciente de que no puedo hacer determinadas cosas porque no puedo y ya esta. Intento tomármelo a broma como casi todo, pero hay momentos en los que ya tengo bastante con mi cabeza como para que encima me lo digan desde fuera; ya me siento bastante mal conmigo mismo sin que me lo digan.
Nuevamente digo esto sin afán de que sea una regañina aunque lo parezca.

Yo soy el primero al que le gustaría cambiar en ese y en otros muchos aspectos, pero es más difícil hacerlo con presión creo yo.

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