lunes, 22 de abril de 2013

Se acabó el romanticismo

Creo que ya es momento de dejar de lado esa visión del mundo tan idealizada, tan romántica, y de mostrar de una vez que es de verdad lo que se oculta tras esas palabras bonitas y dulces. Se acabaron los adjetivos sobre la belleza y el amor, al fin y al cabo, en esta época se acabó el romanticismo.
Lo que de verdad quiero es cruzarme contigo en la calle, y que sin ni siquiera llegar a conocernos y saludarnos, me acerque a ti, te mire a los ojos y te bese como nunca te han besado en tu vida. Que sientas todos estos sentimientos acumulados, toda esta pasión que se encuentra dentro de mi. Entonces no serás capaz de mediar palabra y tus labios serán los que hablen por ti.
Te apartaré de la multitud, no nos importará nadie más que nosotros. Acariciaré tu pelo, mordisquearé tu cuello, te sentiré temblar, notaré tu piel estremeciéndose y tu vello erizarse y sabré entonces que no querrás que me detenga ahí.
Mis dedos comenzarán una travesía, el destino: indefinido, el camino: cada centímetro de tu piel. Disfrutaré de recorrer tu espalda, de tus suaves pechos, de tus firmes caderas y tus esbeltas piernas. Te susurraré al oído y sentiré cada gota de sudor que caiga de tu cuerpo. Te haré temblar y escucharé tus gemidos, que serán el mejor sonido que pueda escuchar. Mi única satisfacción, tus miradas de placer y ese gesto mordiéndote el labio que me encanta.
Pedirás más y más, y yo te lo proporcionaré; mis manos, mis labios, todo en mi te pertenece. Tan solo tienes que cruzarte frente a mi y sonreírme.


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