Abro los ojos, ¿dónde estoy? Estoy tumbado en una cama y no reconozco esta habitación. Miro a mi alrededor y allí esta ella, tumbada a mi lado, hermosa como el primer momento en el que la vi. Me pregunto: ¿Cómo he llegado hasta este momento? Si todo comenzó con un simple saludo...
... Aquel saludo abrió las puertas de algo que nunca podría haber imaginado. Charlas interminables sobre temas totalmente absurdos, risas continuas y confesiones inesperadas. Pero todo ello sin conocernos cara a cara. Pero no me disgustaba, era feliz con aquello, casi podría decir que no quería estropearlo mostrándome ante ella en persona. La oportunidad surgió, y mis dudas y miedo casi me llevaron a quedarme en casa, pero al final me armé de valor y salí a escuchar su voz saliendo de sus labios.
Que puedo decir de aquella experiencia... la más reconfortante de mi vida. Descubrí en ella una gran amiga y una gran persona. Las risas no cesaron, las conversaciones continuaron, incluso llegué a descubrir cosas de ella y de mi mismo que me encantaban. No era capaz de expresar con palabras mi felicidad. Y algo cambió, no sabría decir qué fue el desencadenante o quién dio el primer paso, pero la situación tuvo un giro inesperado. La intimidad aumento entre nosotros, hasta tal punto que conocíamos cosas del otro que pocos eran capaces de conocer, era capaz de saber lo que pensaba a cada instante.
Fue cuestión de tiempo que el acercamiento nos llevara al siguiente nivel: sutiles roces, caricias sorpresa, besos apasionados, dos cuerpos unidos por una respiración al unísono. Una noche de las que no olvidas en tu vida y que espero que se repitan, porque no quiero que nada me levante de esta cama y de su lado.
miércoles, 30 de enero de 2013
Abriendo los ojos... y mis pensamientos
Publicado por Da en 15:03
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