Música,
oigo música a mi alrededor. Hierba, la siento en mis manos y pies. Húmedo,
gotas que caen sobre mi cara. Tumbado abro los ojos, veo nubes blancas que
dejan caer la lluvia. No veo a nadie, estoy solo, pero, ¿Quién toca esa melodía?
Es errática pero al mismo tiempo tiene algo que me cautiva.
Me
levanto en busca de alguien que me diga que hago allí, pero no encuentro a
nadie ni nada. Una llanura verde se extiende hasta donde alcanza la vista, pero
la música se siente como si estuviera a mi lado.
Camino
sin rumbo aparente buscando algo o alguien que me diga quién soy, donde estoy y
porque estoy aquí, pero solo encuentro hierba y el horizonte sin fin.
Desesperado me siento sobre la verde hierba a pensar, pero mi mente es como una
hoja en blanco sobre la que faltan las palabras.
De
repente la música se detiene. Asustado miro a mi alrededor y para mi sorpresa
una casa se encuentra tras de mí, una casa que me resulta familiar pero no
logro recordar porque. Abro la puerta despacio, recorro el pasillo hasta llegar
a una sala iluminada por una pequeña grieta en la pared. El rayo de luz recorre
toda la habitación terminando sobre un piano, ¿Será el piano que tocaba aquella
música? Y si es así, ¿Quién lo tocaba?
Me
acerco a él y observo que esta tan deteriorado que era imposible que pudiera
ser tocado. De repente me fijo en algo que llama mi atención, un portarretratos
cubierto de polvo sobre el piano. Una pareja es quien compone la foto, una
chica de dulce rostro y un chico de mirada alegre. Me resultan tan
familiares...
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