Hoy he vuelto a caer en la tentación, en la tentación de olvidar mis miedos y de saltar las barreras impuestas y correr a conocerte un poco más.
En la tentación de querer mirarte a los ojos y observarte cada minuto del día.
En la tentación de oír tu voz por primera vez y no querer olvidarla nunca.
En la tentación, al fin y al cabo, de que me dejes acercarme un poco más a ti...
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Te miré fijamente a los ojos, me perdí en tu mirada. Mi mente se nubló, dejé de pensar, solo era capaz de sentir. Sentía mi corazón latiendo a toda velocidad, sentía el tuyo al son del mío, sentía tu respiración agitada. Te acercaste más a mi, hasta que nuestros labios se unieron y pude sentir tu calor. No soy capaz de expresar lo que llegué a sentir en ese instante, solo se que el recuerdo perdurará en mi mente para siempre.
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Mis dedos recorrían su sedoso pelo, sintiendo su suavidad y tersura. Disfrutaba con aquello, para que mentir. Descendí por su cuello y noté como su piel se estremecía. Recorrí su espalda, siguiendo el camino que trazaban sus curvas hasta que me tope con aquella cicatriz, ella no dijo nada, aunque sabía que no le gustaba aquella cicatriz. Lo que ella desconocía por completo es que para mi aquella cicatriz que marcaba todo su cuerpo había conseguido convertir su hermoso cuerpo en un ser de belleza aún superior.
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